Expertos consideran que al obsequiar demasiados regalos a los niños no se les hace ningún favor, e invitan a obsequiarles regalos que puedan compartir en familia como excursiones, talleres, juegos de mesa y deportivos.
Ciudad de México, 1 de enero (EFE).- Los niños hiperregalados, advierten los psicólogos, presentan baja tolerancia a la frustración, tienen poca imaginación y escasa capacidad para la fantasía. La abundancia de regalos a lo largo del año les convierte en caprichosos, egoístas y consumistas.
Pero hay solución y la Navidad puede convertirse en un buena época para reflexionar y reconducir el tema de los niños hiperregalados, porque otra carta a los Reyes Magos es posible.
Sentarse a escribir la carta a los Reyes Magos o a Papá Noel es un momento “maravilloso para educar y formar en aspectos tan importantes como la moderación, la solidaridad, la toma de decisiones, y el establecimiento de prioridades, entre otros”.
Doctora en Medicina y autora, entre otros libros, de “La Medicina Emocional”, Marisa Navarro cuenta a EFEsalud que estas fechas son, además, una buena ocasión para conversar un buen rato con los niños y hacer balance de su año, saber qué les gustaría cambiar o mejorar, conocer sus deseos.
Se trata, explica, de una oportunidad perfecta para seguir fomentando los vínculos afectivos entre padres e hijos y conocerse mejor.
NO MÁS DE CINCO
Desde esta perspectiva invita a todos los padres a escribir este año un carta distinta a los Reyes Magos.
Una carta en la que quepan pocos regalos, y que al menos alguno de ellos esté volcado a compartir juegos o experiencias en familia: excursiones, talleres, juegos de mesa, deportivos…
Lo ideal, sostiene, es recibir como máximo cuatro o cinco regalos, siempre que sea posible.
Defiende Navarro que entre estos regalos debería haber algo para leer, algo útil como un nuevo estuche de pinturas para la escuela, algo necesario como un abrigo y algún juguete.
Otra buena idea es recibir algo para otros niños, para sus hermanos, sus primos, o para algún niño que pueda necesitarlo, esto les educará en valores como saber compartir, la amistad, la solidaridad, la bondad, generosidad, gratitud, empatía, y muchos otros que les acompañarán en su vida adulta.
ESCUCHAR A TU HIJO
Pero igual de importante, apunta la doctora, es saber cuál es ese regalo que están esperando con tanta ilusión y para ello, además de hablarlo, lo ideal es jugar con ellos y saber así, qué es lo que les gusta, con qué juegan más, qué les hace ser más creativos o qué les resulta más divertido y emocionante”.
A la hora de elegir, el juguete perfecto es aquel que “estimule sus capacidades, que puedan compartir y con el que pueda jugar con otros niños, pero sobre todo el que ayude a que el niño crezca en sus habilidades sociales”.
Aunque sean juegos tecnológicos, deben fomentar que el niño piense, y que se realice un uso activo de los mismos, que les ayude a organizarse y a concentrarse, frente a un uso pasivo.
“De esta manera, los juguetes se convierten en un aliado de los padres en la educación de sus hijos”.
A veces los padres compran juguetes que les hacen mucha ilusión a ellos, pero tal vez a su hijos ninguna.
También hay niños hiperregalados de padres separados que se sienten culpables de la situación y temen perder su afecto.
Con el exceso de regalos, explica, no se le hace ningún favor a los pequeños y se les transmiten unos valores muy negativos, como dar poco o ningún valor a las cosas, pensar que todo es fácil de conseguir, y que no necesitan esforzarse para obtener lo que desean, “volviéndose enormemente cómodos y, en consecuencia, tenemos niños frustrados y con falta de imaginación e ilusión por las cosas, consumistas y caprichosos, que solo dan importancia a lo material”.
Estas características les acompañarán cuando sean adultos, y se reflejarán en todas las facetas de su vida.
COMPARTIR TIEMPO
En su opinión los padres tenemos mucha responsabilidad, pues pensamos que hacerles regalos es la mejor manera de demostrarles nuestro amor.
Trabajamos mucho y no les dedicamos el suficiente tiempo y atención, y nos sentimos culpables, así que les compramos más ,incluso, de lo que ellos piden. Y no somos conscientes del perjuicio que les estamos haciendo.
“Los regalos no sustituyen el tiempo que podemos pasar con los niños, aprovechemos los juguetes para jugar con ellos, y prestarles la atención que requieren”, señala Marisa Navarro.
Las navidades también son una época ideal para ver películas en familia, películas para reforzar valores.
Pero lo que más desean los niños en estas fechas y también durante todo el año, insiste la experta, es estar junto a sus padres.
El tiempo que se pase junto a ellos, observa, tiene que ser de calidad. De nada sirve compartir espacio físico y que cada uno esté dedicado en solitario a su actividad favorita.